Informan demanda de energía alcanzó récord de 3,636 megavatios en el mes de octubre ( Cloned )
Una gran asamblea para discutir asuntos clave del catolicismo transcurre con gran secrecía y discreción. Afuera hay una gran alharaca.
Estos días, en Roma hay una variopinta concurrencia de católicos.
Una mujer excomulgada vestida con el atuendo rojo de los obispos avanza hacia el Vaticano detrás de una procesión de mujeres aspirantes a sacerdotisas. Guerreros culturales conservadores se presentan en teatros con diatribas extensas contra el papa Francisco ante un público conformado por cardenales marginados y exorcistas sentados en butacas de terciopelo. La lideresa defensora del derecho al aborto de Catholics for Choice toca las puertas del Vaticano. Una reunión de progresistas esta semana incluye paneles con títulos como “Patriarcado, ¿dónde comenzó todo?”.
Todos han llegado a la capital italiana con la esperanza de ser el centro de atención junto con una asamblea de gran importancia de más de 400 obispos y católicos laicos, convocados por el papa Francisco para hablar de temas vitales para el futuro de la Iglesia como la ordenación de diaconisas, el celibato del clero, la bendición de las parejas homosexuales, entre otros.
El menú de temas sustanciosos de la reunión confidencial del Vaticano, conocida como el Sínodo sobre la Sinodalidad, ha atraído a activistas católicos, guerreros culturales y grupos de intereses especiales de todas las ideologías. El resultado es una visión de una Iglesia, al estilo del “aquí vienen todos” de James Joyce, que refleja todas las gradaciones de la fe y todos los puntos de tensión y división en un espectro católico muy amplio.
“La gente está participando y eso es genial”, dijo Tom Reese, observador veterano del Vaticano y analista principal de la agencia de noticias Religion News Service. “El peligro es que todos estos grupos decidan pelear entre sí. La Iglesia es una familia, pero a veces en la cena nos tiramos la comida”.
El desorden ya está comenzando.
Miriam Duignan, lideresa de la Conferencia de la Ordenación de Mujeres, comentó que a su agrupación le preocupaba tanto que los conservadores trataran de bloquear sus eventos que mantuvo en secreto la sede de su primera reunión en Roma, en una basílica dedicada a Santa Práxedes, una mujer de la antigua Roma que cuidaba de los cristianos perseguidos.
“Hay un cierto tipo de hombre que busca refugio del mundo moderno en la Iglesia católica como bastión de supremacía masculina”, señaló. “De verdad temen que las mujeres marchen hacia el Vaticano”.
El viernes, casi lo logran.
Las integrantes del grupo, vestidas de morado, algunas con estolas, insignias o vestidos cruzados que decían “Ordenen a las mujeres”, se reunieron al pie de las escaleras de una iglesia del siglo XVI que resguarda una reliquia de la figura bíblica Santa María Magdalena. Sus dirigentes, que han sido arrestadas en varias ocasiones en los últimos 20 años, destacaron a su escolta policial.