Donald Trump realiza visita de Estado al Reino Unido entre fastos, protestas y diplomacia
Londres, 17 de septiembre de 2025 — El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado una visita de Estado de alto perfil al Reino Unido, su segunda como mandatario, caracterizada por una ceremonia real de gran pompa, importantes acuerdos diplomáticos, y manifestaciones ciudadanas masivas.
Trump, acompañado de su esposa Melania, fue recibido en el Castillo de Windsor por el rey Carlos III, la reina Camilla y los príncipes de Gales.
La ceremonia incluyó una procesión en carruajes reales, guardias de honor, desfiles militares, salvas de cañones y revisión de tropas, siendo descrita como una de las ceremonias militares más impresionantes para una visita de Estado en la memoria reciente del Reino Unido.
Trump pasará las dos noches de su estancia en el castillo, apartado de las multitudes, en parte para evitar enfrentamientos con manifestantes.
Como parte de la visita, se espera que Trump mantenga reuniones con el primer ministro británico, Keir Starmer, en la residencia oficial de Chequers, donde discutirán cooperación en áreas clave como energía nuclear, inteligencia artificial y otros temas tecnológicos.
Uno de los anuncios más destacados ha sido un acuerdo tecnológico (“tech prosperity deal”) que implicaría inversiones multimillonarias por parte de empresas estadounidenses, entre ellas Microsoft, en infraestructuras británicas de inteligencia artificial.
Pese al fasto oficial, la visita no ha estado exenta de oposición: miles de manifestantes se han congregado en Londres bajo consignas como “Trump no eres bienvenido”, “No al racismo”, y alusiones a Jeffrey Epstein.
En Windsor, fue proyectada una imagen de Trump junto con Epstein sobre una de las torres del Castillo, lo que provocó la detención de al menos cuatro personas.
El gobierno británico desplegó un amplio dispositivo de seguridad para resguardar los actos oficiales y la estancia del presidente, incluyendo control policial, cierres de vías, y otras medidas especiales.
Desde el punto de vista diplomático, esta visita refuerza la llamada “relación especial” entre EE.UU. y Reino Unido, un lazo que se pone en relieve millones de dólares en inversiones conjuntas y la cooperación en áreas estratégicas. No obstante, la visita también ha alimentado críticas: opositores cuestionan la pomposidad del protocolo, la relevancia de los acuerdos anunciados si no se traducen pronto en resultados tangibles, y la manera en que se han manejado las protestas, así como las relaciones del presidente estadounidense con figuras polémicas.
En los próximos días, se sabrá cómo los acuerdos tecnológicos y energéticos se implementarán, si se reducen tensiones comerciales, y cómo impacta esta gira en la política interna británica, especialmente con miras a futuras elecciones. También será relevante observar cómo se manejarán los reclamos ciudadanos y qué repercusiones podría tener esta visita en la imagen internacional tanto de Trump como del gobierno de Starmer.











