Diversas plazas que enriquecen la histórica Ciudad Colonial
Existen en nuestra ciudad colonial otras plazas, algunas de menor dimensión, inmensas otras, cuyo origen es reciente y que sin embargo adornan, sirven de recreación y forman parte integral del tejido urbano de la ciudad cinco veces centenaria.
Todas estas plazas contribuyen al solaz y esparcimiento de los vecinos y de los visitantes, sobretodo en horas vespertina.
Frente al palacio de las Casas Reales se encuentra la plaza del Reloj de Sol, es un lugar idóneo para reunirse al atardecer a recibir la fresca brisa nocturna y observar el río que transcurre manso a sus pies. Actualmente sirve de escenario a una exhibición de esculturas en hierro.
La plaza de María de Toledo, al lado del Panteón, antigua iglesia de la Compañía de Jesús, sirve como un alto en el camino, un remanso entre la calle arzobispo Meriño y la calle Las Damas.
Al penetrar por el callejón que conduce a la catedral desde la calle Padre Billini, nos encontramos rodeados de trinitarias de brillantes colores.
Este callejón desemboca en la llamada plaza de los Curas, la que sirve de marco a las residencias y dependencias de los religiosos de la catedral. Esta plaza con su verdor, le agrega encanto a la entrada sur del templo más importante de la ciudad.
Los enormes árboles que adornan las reatas del parque Colón, nuestra antigua plaza Mayor, son el marco perfecto para la catedral mas antigua de América.
Este parque, favorito de los capitalinos por generaciones, hace hoy en día las delicias de los turistas que se sientan tomar un refresco o una cerveza en las mesitas que los restaurantes de la zona, colocan al exterior y sigue siendo lugar de encuentro de viejos habitantes de la zona intramuros quienes a la sombra de la imponente estatua de Don Cristóbal Colon, entablan discusiones sobre temas de actualidad, siguiendo la milenaria tradición de reuniones en la plaza.
La enorme extensión de la Plaza de España, situada frente al Alcázar de Colón, en los terrenos en donde alguna vez estuviera el muro perimetral que encerraba las dependencias de servicio y el palacio del virrey, sirve hoy en día para numerosos festivales, conciertos de música clásica y popular, exhibiciones de toda índole y variedad de ferias.
Por las noches se ve invadido por los turistas que acuden a los restaurantes que flanquean la plaza en su lado oeste y que ocupan con sus mesas gran parte de la enorme plaza.
Es uno de los sitios que pudieran calificarse de exquisitamente románticos, con la vista del imponente Alcázar y las murallas de la ciudad y el rio a sus pies. La estatua de Fray Nicolás de Ovando contribuye al adorno de la gran plaza.
Existen delante de los principales conjuntos arquitectónicos del siglo XVl, el periodo colonial hispánico, plazas o atrios dedicados a las actividades religiosas. Espacios descubiertos, a veces protegidos por muros almenados para el control del uso popular de los mismos.
Hoy en día se conserva el atrio de la catedral, el del convento e iglesia Dominica, el de la iglesia y convento de las Mercedes. También el del antiguo monasterio de san Francisco.
Este espacio era usado para congregar a los no bautizados, durante los primeros años del cristianismo, en Europa, con las poblaciones bárbaras que debían ser cristianizadas.
Lo mismo sucedió en América, con la masa indígena y luego con la africana, como en los primeros tiempos del cristianismo en Europa, con las poblaciones bárbaras que debían ser cristianizadas.
Frente a la imponente Casa de Tostado, se encuentra el parquecito Padre Billini el cual también sirve de atrio al conjunto de casas que lo rodean.
Allí se encuentra la estatua de bronce del padre Billini, famoso por su caridad para con los desvalidos y por haber establecido en el país, la primera lotería, esto con fines benéficos, para de esta forma auxiliar a los enfermos y olvidados de la sociedad.
Es un pequeño espacio dotado de árboles frondosos. Allí, un restaurante ha habilitado un espacio para los comensales que prefieran comer, contemplando el soberbio panorama.
Diagonal a la casa de Tostado, se encuentra otro parque, esta vez amurallado. Debajo del mismo se construyó un parqueo.
Este parque es llamado Padre Las Casas, en honor al redactor de Indias, existe una esfinge del mismo en el centro, rodeado de profusa vegetación.
Justo al lado del fuerte de San José, se encuentra otro parque que sirve de remanso de paz y verdor para los habitantes de esta zona de la llamada Ciudad Nueva.
Todas estas plazas y parques, le otorgan a la ciudad de Ovando un encanto que solo la naturaleza puede dar, contribuyendo a la belleza de nuestro tesoro nacional.
El parque Pellerano Alfau empieza donde comienza la calle Las Damas, es el parque más bello de todos los que posee la ciudad amurallada. Desciende escalonadamente, hasta la avenida que bordea el mar.
En la parte superior forma una especie de paseo que sirve como atrio apara las viviendas que se levantan enfrente.
Desde allí se contempla el mar y la formidable estatua a fray Anton de Montesinos, precursor de los derechos humanos, la cual a su vez se encuentra ajardinada.
El parque Independencia, cierra con majestad, la ciudad colonial. Allí se encuentra el monumento que guarda los restos de los padres de la Patria.
Es un diseño moderno, de acuerdo con el resto del espacio. La antigua entrada a la ciudad, custodia ahora este bello parque, el que además de la parte amurallada, del periodo colonial, con su trada espectacular, se encuentra rodeado por completo con paredes de material contemporáneo.
Anteriormente se levantaba allí una glorieta, construida por Antolín Nicodemo, la cual fue removida, durante la remodelación. Es un parque frondoso , con numerosas reatas sembradas con diferentes especies de plantas.
En resumen, la antigua ciudad, la capital de Indias, la primera en ser edificada métricamente, posee muchos espacios verdes para deleite de los pobladores y de los visitantes.
Disfrute de familias
— Espacio recreativo
Frente a la iglesita de San Miguel, se encuentra un parquecito que contribuye al esparcimiento y solaz de los habitantes de las casas de alrededor, en este viejo barrio de la zona. También por los alrededores de la iglesia de San Carlos sucede lo mismo.